En la planificación y ejecución de suelos industriales deben definirse, en primer lugar, las funciones que el pavimento debe cumplir, así como las solicitaciones estáticas, dinámicas, físicas y químicas a las que el mismo debe someterse.
Los costes de construcción de los suelos industriales, en relación con los costes totales de la construcción industrial, constituyen aproximadamente un 20 por ciento del total.
A pesar de ello, hasta ahora, en los programas de enseñanza de las Universidades Técnicas, dicho tema apenas ha sido objeto de consideración o no lo ha sido en absoluto.
En comparación con otros asuntos, en la literatura técnica, apenas existen publicaciones al respecto. Por tal motivo, el arquitecto, junto con el cliente y los ingenieros técnicos, se siente tanto más obligado a examinar minuciosamente los requisitos de los suelos industriales según el tipo de explotación y la actividad productiva, a exponer la problemática y definir exactamente las propiedades necesarias -pues las mismas son muy variables-, según el tipo de actividad a desarrollar y las solicitaciones al uso.
Los requisitos más frecuentes en suelos industriales son:
- Capacidad de carga: cargas máximas superficiales y cargas individuales máximas.
- Impermeabilidad, ponteo de agrietamientos.
- Resistencia contra acciones químicas de aceites minerales, anticongelantes, ácido de baterías, líquido de frenos, ácidos orgánicos, fuertes reacciones, agua.
- Resistencia contra la solicitación mecánica y dinámica: resistencia a los golpes y choques, abrasión por neumáticos de goma y macizas (nailon, acero) de traspalets.
- Resistencia al fuego.
- Resistencia contra el resbalamiento.
- Resistencia eléctrica: capacidad de derivación electrostática.
- Aislamiento: valores acústicos y valores térmicos.
- Poco gasto de conservación: limpieza utilizando medios químicos, agua, etc.
- Longevidad.
- Planeidad: según DIN 18 202 Parte 5.
- Ausencia de polvo.
- Luminosidad, grado de reflexión.
- Estabilidad térmica.
La multiplicidad de los requisitos evidencia que no puede existir un material que satisfaga la totalidad de los mismos en un suelo industrial. Por lo tanto, el arquitecto debe proceder analíticamente, definir con exactitud las exigencias y orientarse en un sistema que satisfaga los requisitos especiales de su proyecto y que sea defendible económicamente.
El propio suelo industrial consta de dos capas: la capa portante, que puede ser de una placa de hormigón (monolítica) o de una placa portante de hormigón y un pavimento correspondiente, y una capa superior...