En esta sección del apartado de información técnica vamos a hablar de las carácterísticas de los pavimientos aportando información sobre los mejores métodos para preparar su superficie dependiendo del estado del mismo.
Las características de un pavimento vienen definidas por aquellas propiedades que aseguren que dicho pavimento mantendrá su funcionalidad durante un tiempo razonable, sin que el uso y el entorno lo deterioren o modifiquen.
Dichas propiedades son función no sólo de la calidad del pavimento y revestimiento aplicado, sino también de que la aplicación se haya llevado a cabo en las mejores condiciones. El éxito en la aplicación de un revestimiento depende en gran medida del estado y características de la superficie sobre la que se va a realizar dicha aplicación.
Por esta razón en Rectisol prestamos una especial atención a la operación de preparación del soporte para acertar con el método más adecuado para ello, obteniendo de esta forma el mejor resultado para nuestros clientes.
Puede descargarse este Cátalogo para la preparación de superficies o bien buscar en los siguientes artículos toda la información sobre la preparación de superficies.
Las propiedades de un pavimento se evaluan a partir de determinados conceptos, a continuación le mostramos los principales conceptos con los que nuestra empresa evalúa previamente las superficies a tratar.
- Planimetría: Grado de homogeneidad de la cota superficial del pavimento. Se debe exigir que la superficie final sea lo suficientemente plana dentro de las limitaciones constructivas, sin baches, abultamientos ni ondulaciones. La tolerancia máxima admitida dependerá del espesor y del tipo de revestimiento final. La mejor forma de comprobar la planimetría es mediante una regla de obra. Así, para revestimientos delgados (2,0 a 5,0 mm de espesor) no deben admitirse irregularidades superiores a la mitad del espesor del revestimiento cuando se comprueba mediante regla de 2 m.
- Rugosidad: Textura superficial que presenta un suelo. Para revestimientos delgados, deberá ser uniforme y lisa. En otros casos puede ser óptima una superficie microrrugosa y uniforme, ya que a la adherencia química se suma una adherencia mecánica suplementaria. En el caso de pinturas lisas, la textura final será, en gran medida, la que se refleje del soporte.
- Porosidad: Capacidad que tiene un suelo de absorber agua. Se considera absorbente cuando al verter agua sobre el mismo, ésta es absorbido en un tiempo comprendido entre 1 y 5 minutos. Si el agua resbala sin empaparlo, el suelo se considera poco absorbente o impermeable.
- Humedad: El suelo debe estar sano, con ausencia de agua ascendente por capilaridad y, en la mayoría de los casos según el tratamiento a aplicar, deberá estar también seco, considerándose así cuando la tasa de humedad sea inferior al 3% medida mediante un higrómetro adecuado.
- Limpieza: Debe eliminarse todo resto de pintura, yesos, pasteras y, en general, todo material extraño mal adherido.
- Resistencia: La superficie a tratar deberá presentar una buena cohesión superficial, con ausencia de polvo y tener la resistencia mecánica adecuada al uso previsto.